Blogia
Coleccionando momentos...

"La belleza está en el interior"...

Esta idea la recorre la película de Disney de "La Bella y la Bestia", siendo una forma de "meterles por los ojos a los niños" (visualizarles de manera clara) desde pequeños valores que tendrán suma importancia en sus vidas. ¿Qué mejor forma de convencer a los niños de que lo que importa no es la apariencia física, sino aquello que no se ve, que hacer de una bestia un corazón tierno? Aún así, sólo con el progresivo paso de los años esos niños van entendiendo lo que realmente significa. Es ahí cuando más encanto le encuentran a la historia que recuerdan haber visto millones y millones de veces tras su petición: "Mamá... ponme el vídeo... (las últimas generaciones hablarían de DVDs, yo hablo de la mía)".

Mi infancia pasó, ya no volverán aquéllos días, y aunque llevo varios años sin ver la película de la que hablamos, no deja de dar vueltas en mi cabeza su tema fundamental. Y es que a veces (al menos a mí me pasa) deja de ser una realidad para convertirse en algo abstracto e incluso místico. La personalidad es algo abstracto, ya que nadie puede demostrar con los sentidos la personalidad de nadie, pero sigue ahí, y se diferencia de la apariencia física en que siendo ésta última efímera y poco duradera, el interior no se deteriora.
Somos parte de una sociedad en la que la apariencia externa juega un papel fundamental, excluyendo, incluso, en ocasiones a algunos por no seguir los modelos. La cultura, la sinceridad, la amistad y el amor que duran para siempre y la generosidad (entre otros) pierden significación para cambiarse por cosas como el ocio, el "buscar la respuesta que más me conviene", la amistad y el amor pueden que acabarse sin que nada pase, sentimientos pasajeros, el egoísmo... La imagen ha superado a la esencia de la persona, superándola en trascendencia, hasta el punto en que ya hay programas de televisión que consigan que salgan de ellos parejas contituidas como tal tras pasar únicamente 2 horas conociéndose.

Me asombra la idea de que la superficialidad nos invada y prevalezca sobre la profundidad del ser humano. Como digo siempre, me alegro de no ser un animal, pero me entristezco al pensar que tantas y tantas personas no aprovechan aquellas características que nos distinguen de ellos. La personalidad es una de ellas.

0 comentarios